martes, 11 de diciembre de 2007

[cristinapresidente] Cristina Presidenta (2)

Cristina Kirchner reivindica soberanía sobre las Malvinas al asumir el poder
 
 

Cristina Fernández de Kirchner, una peronista socialdemócrata, juró este lunes como la primera presidenta argentina elegida en las urnas, en una ceremonia en la que recibió el bastón de mando y la banda celeste y blanca de manos de su marido, el mandatario saliente Néstor Kirchner.

Entre sus primeras declaraciones, Fernández reivindicó los derechos argentinos sobre las islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833.

"¡Viva la patria!", dijo Cristina Kirchner, de 54 años, luego de jurar por "Dios y por la Patria", ante la Asamblea Legislativa en el Palacio del Congreso, formada por el plenario de diputados y senadores.

En las graderías se ubicaron, además, 160 delegaciones de todo el mundo, entre ellas jefes de Estado de Latinoamérica como el de Brasil, Luiz Lula da Silva; el de Venezuela, Hugo Chávez; el de Uruguay, Tabaré Vázquez y el de Paraguay, Nicanor Duarte, miembros todos del Mercosur.

"¡Viva Cristina!", le gritaron sus partidarios desde los palcos de la Cámara de Diputados, sede de la ceremonia, donde se arrojaron millares de papelitos en señal de festejo.

Después de la presidenta, prestó juramento el vicepresidente, Julio Cobos, de un ala rebelde de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y aliado de los Kirchner.

Con esta ceremonia, se inició en el país sudamericano el segundo ciclo de un gobierno de tendencia socialdemócrata que busca mantener el pie en el acelerador de la economía en franca expansión, que acumula 45% de crecimiento.

"Este hombre patagónico (región sur) deja de ser presidente. Pero para mí, y sé que para todos los argentinos, va a seguir también siendo presidente", había declarado Cristina Kirchner, al admitir explícitamente que el matrimonio seguirá cogobernando como aparentemente lo hace desde 2003.

En un lugar destacado del palco, observaron la escena y mostraron su emoción los dos hijos del matrimonio, Máximo de 30 años y Florencia de 17 años.

Abogada de 54 años que viró desde el peronismo combativo en los años 70 a un pragmatismo socialdemócrata, se convirtió así en la primera mujer presidenta por los votos.

El acto careció de la liturgia y folklore del gubernamental justicialismo y por lo tanto no se cantó la tradicional marcha "Los muchachos peronistas".

El triunfo electoral fue logrado el 28 de setiembre pasado con el 45% de los votos, casi el doble que su adversaria, la liberal cristiana Elisa Carrió.

El presidente se retiró con una imagen favorable que las encuestadoras privadas ubican entre 55% y 76%, incluso por encima del que tiene su mujer.

La mandataria tomará el gobierno con un superávit fiscal que ronda el 3% del PIB y reservas de 44.000 millones de dólares.

Pero el país arrastra aún un alto índice de pobreza de 23% del colapso económico sufrido en 2001, además de un desempleo de 8,7% y una fuerte demanda social por la inseguridad.

La inseguridad es la prioridad de la gente, según las encuestas, en un país donde se cometen casi 1.300.000 delitos al año, muchos de ellos violentos y seguidos de muerte, según el ministerio de Justicia.

La presidenta ponía después en funciones a casi todos los ministros que tenía Néstor Kirchner, salvo el de Economía, que será el joven Martín Lousteau, formado en la administración de la banca.

Cristina Kirchner asume con una economía en alza, pero con una inflación real que algunos analistas estiman en el 20% anual, pese a que el indicador oficial, al que opositores consideran manipulado, marca 7,7% hasta noviembre.

Las líneas maestras del gobierno de los Kirchner se mantendrán con una presidenta que admira a la pre-candidata demócrata estadounidense Hillary Clinton y es amiga de la mandataria chilena Michelle Bachelet.

Entre las primeras acciones de gobierno el martes, Cristina Kirchner se reunirá con el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, a quien pedirá apoyo para arreglar unos 6.500 millones de dólares de deuda con los países del Club de París.

Primeras palabras

Cristina Fernández rogó el lunes a Dios "que me equivoque lo menos posible", al improvisar su mensaje inaugural luego de jurar ante el Congreso como nueva presidenta de la Argentina, la quinta elegida en comicios desde la restauración democrática en 1983 y la primera mujer en ingresar a la Casa de Gobierno por voto popular.

"Seguramente esto me va a costar más, porque soy mujer, siempre nos va a costar más a nosotras, pero creo tener la fuerza para hacerlo, no solamente por el ejemplo de Eva Perón, que seguramente hubiera merecido esto más que yo, sino por el ejemplo de esas mujeres que con pañuelos blancos se atrevieron donde nadie se atrevía", agregó en alusión a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, presentes en la ceremonia y ovacionadas por el público.

La presidenta estaba flanqueada por su esposo, el ahora ex mandatario Néstor Kirchner y por el vicepresidente Julio Cobos.

En su mensaje, la nueva mandataria abogó por la pronta liberación de la secuestrada y ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, cuya madre asistía a la ceremonia.

"Dios ilumine al presidente de la hermana Colombia para alumbrar una solución, sin que ello implique inmiscuirnos en sus asuntos internos", expresó.

Cristina Fernández se dirigió entonces al presidente uruguayo Tabaré Vázquez, quien llegó exclusivamente por pocas horas para asistir a la ceremonia, en reflejo de la tensa situación de su país con la Argentina por la disputa por la instalación de plantas de celulosa sobre un río fronterizo.

"Quiero decirle que no va a tener de esta presidenta ningún gesto que profundice las diferencias que tenemos, pero también le digo que esta situación por la que atravesamos no nos es imputable.

Más allá de medidas que podemos no compartir, nos presentamos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya porque se violó el Estatuto (bilateral) del río Uruguay. Este y no otro es el conflicto", expresó, para agregar que "siempre sentiremos a los uruguayos como nuestros hermanos".

La mandataria elogió la constitución en la víspera del Banco del Sur, integrado por siete países de la región, y agregó que "esta es nuestra casa, la América latina, lo que no significa que nos neguemos al mundo".

"Queremos fijar nuestra posición sobre la necesidad imperiosa de reconstruir el multilateralismo. El mundo unilateral es más injusto e inseguro", afirmó, tras lo cual dijo que "no creo en la violación de los derechos humanos como excusa para combatir al terrorismo, del que fuimos víctima en dos ocasiones, en 1992 y 1994".

En el plano interno, la nueva presidenta propugnó "un nuevo modelo económico de raíz diversificada, con inclusión social, basado en el trabajo, en la producción, en la industria, en la exportación, en el campo".

Reiteró su promesa electoral de establecer un "pacto social" entre el Estado, los empresarios nacionales y el movimiento sindical, con objetivos que trasciendan los meros temas salariales, para acordar de manera consensuada metas en materia de exportaciones, reservas fiscales, recaudación fiscal, incentivos a la producción, etc.

Cristina Fernández se comprometió a seguir impulsando la enérgica política de defensa de los derechos humanos implantada por su esposo, que comprende el castigo judicial a sus violadores.

"Es preciso castigar a todos los responsables del mayor genocidio de nuestra historia", afirmó en referencia a la sangrienta dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983.

En materia de educación, recordó que "mi esposo y yo somos hijos de la escuela y de la universidad públicas. Pero aquella educación que nosotros recibimos no es la de hoy. Yo me eduqué en una escuela donde había clases todos los días, donde los maestros sabían más que los alumnos, donde creíamos en el esfuerzo y el sacrificio", añadió en alusión a las interrupciones frecuentes de los ciclos lectivos por problemas sindicales.

Terminada la ceremonia inaugural en el Congreso, la presidenta se trasladó a la Casa de Gobierno para tomar juramento a sus ministros, varios de los cuales ya integraban el gabinete de su esposo.

En el Salón Blanco de la sede gubernamental se juramentaron el jefe de gabinete Alberto Fernández, el canciller Jorge Taiana y los ministros de Economía, Martín Losteau; de Defensa, Nilda Garré; de Trabajo, Carlos Tomada, y de Salud Pública, Graciela Ocaña.

También a los ministros de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; del Interior, Florencio Randazzo; de Educación, Juan Carlos Tedesco; de Ciencia y Técnica, Lino Barañao; de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, y de Planificación Federal, Julio De Vido.

Tras el juramento de los ministros, Fernández, Kirchner y Cobos presenciaron un festival musical en el que participaron Mercedes Sosa, Gustavo Santaolalla (dos veces ganador del Oscar de la Academia de Hollywood), Alejandro Lerner y Patricia Sosa, entre otros. Junto a ellos cantó emocionada la flamante mandataria.

Antes del inicio del recital, facciones antagonistas del peronismo _fuerza a la que pertenece Fernández_ se enfrentaron a golpes de puño y palos por ocupar las primeras filas frente al escenario.

En sus primeras audiencias como jefa de Estado, Fernández recibió al primer ministro francés Francois Fillon y a la presidenta chilena Michelle Bachelet, sin que se informara el contenido de esas reuniones.




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