Nota del periodista platense Lalo Panceira
Es sabido, el dueño de la palabra tiene el poder. Es bíblico. Establece su discurso. Cuenta su historia. La difunde hasta el agobio y su historia queda como cierta. Esa es la verdad, lo dijo la tele o la radio. Esa es la verdad, está en el diario. Y esa verdad parece ser inapelable. Por eso, los militares y la oligarquía, cuando dieron sus golpes de Estado, lo primero que hicieron es adueñarse de la palabra. De esta manera trataron de hacer desaparecer de esa historia a los grandes líderes populares, a los que habían tenido la osadía de ganar elecciones o de ser arrebatados de la cárcel por el pueblo. Incluso más. Se dibujaron próceres virginales ocultando hechos y documentos y se condenaron, de la misma manera, caudillos que representaron los intereses de la Patria Grande , la única patria de los latinoamericanos, y de su pueblo. También es reconocida la importancia de los símbolos, esos objetos o lugares que adquieren una significación particular que los convierte en valor para los pueblos. Hay símbolos religiosos, como la Cruz ; nacionales, como la Bandera y políticos, como los emblemas y algunos sitios en donde se desarrollaron hechos que los transforman en trascendentes para un pueblo, como una plaza. Desde ya, los pueblos con los años se vuelven sabios. Y los argentinos hemos vivido experiencias tremendamente dolorosas y fuertes, con heridas todavía abiertas, y aprendimos. Al menos, las clases populares, los pobres, los trabajadores, los que viven del salario o los que perdieron esa posibilidad en los 90 y todavía buscan conchabo. Ellos son sabios y además, tienen memoria. LA PALABRA En los días pasados, los de la asonada patronal, los dueños de la tierra, buscaron adueñarse también de la palabra y de un símbolo tan caro a las luchas del pueblo argentino como lo es la Plaza de Mayo. Hay que reconocer que una vez más, impusieron su discurso a través de todos los grandes medios de comunicación cuya complicidad con la asonada fue determinante para influir sobre la siempre dubitativa y gorila clase media argentina. Tanto que lograron sacarla de sus departamentos y casonas de la zona norte porteña y hacerlos marchar hacia la Plaza de Mayo golpeando cacerolas de teflón, de la misma manera que antes golpeaban las puertas de los cuarteles. El campo se transformó, por obra y gracia de los multimedios, en sinónimo de Patria y como bien dice José Pablo Feinmann, en realidad el campo nunca fue la Patria , sino la tierra de la oligarquía, aquella arrancada a los pueblos originarios para repartirla como botín de guerra o como pago de favores políticos. Atahualpa Yupanqui (lo recuerda también Feinmann) lo cantó con suma crudeza: las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas. Los dueños de esas vaquitas propiciaron y movilizaron la revuelta. Las medidas tomadas con posterioridad, por parte de Gobierno reduciendo las retenciones para los pequeños y medianos productores, se debió tomar antes. Esto no justifica que esos pequeños y medianos productores hayan sido la avanzada de la asonada comandada por la Sociedad Rural y sus cómplices. Fueron esos pequeños y medianos productores la carne de cañón utilizada una vez más, por la oligarquía. La Federación Agraria y las entidades que agrupan a los chacareros deben tomar en cuenta este error y recobrar la memoria para acordarse de sus pesares en tiempos de los gobiernos oligárquicos. Y sino, tomar un libro de historia y leer lo que sucedió en los años 30 y antes de 1916. También deben ser agradecidos porque nunca antes habían obtenido los beneficios que les otorgó este gobierno popular que, con la implantación de las retenciones móviles buscó posibilitar el acceso a los alimentos básicos a toda la población, evitando el aumento a precios internacionales de los mismos, y distribuir de manera más justa el ingreso. De todas maneras, la ocultación de la información y la tergiversació Es increíble el odio con el que hablan de la Presidenta , elegida por el pueblo y que asumió hace sólo cuatro meses. Ninguno trazó el paralelo entre este marzo y el lockout patronal de marzo del 76, a días del Golpe de Estado que implantó la última dictadura. Ningún medio hizo referencia a las barbaridades que dijeron no sólo los asambleístas sino también las desestabilizadoras declaraciones apocalípticas de la eterna acusadora de hechos que nunca lleva a la justicia y que tampoco aporta ninguna prueba. Fueron dueños de la palabra, pero no serán dueños de la historia porque a esta, siempre, la escriben los pueblos. LOS SIMBOLOS La hoy Plaza de Mayo fue el escenario de los hechos más importantes del pueblo argentino. Allí, en 1810, dos caudillos populares montaron piquetes, los primeros de los que da cuenta la historia, para lograr primero el Cabildo Abierto y luego, la formación del Primer Gobierno Patrio. Fueron French y Beruti, que eran verdaderos agitadores y que comandaron las milicias populares que impidieron que los partidarios del Virrey llegaran a la Plaza y a las puertas del Cabildo. Esa misma Plaza, llamada ya de la Victoria , recibió en 1812 a las tropas de San Martín y Alvear para deponer al Primer Triunvirato manejado por Rivadavia e imponer el segundo, con dirigentes consustanciados con la causa nacional y revolucionaria. Años más tarde, allí llegarían las montoneras comandadas por Estanislao López y Pancho Ramírez, expresión popular del interior del país. Así, año tras año, la Plaza de Mayo se fue convirtiendo en símbolo para los argentinos y allí, un 17 de octubre de 1945, la revuelta popular rescató de la cárcel a su líder, el General Perón. Y cada año concurrió para escucharlo a él y a Evita y manifestarle su apoyo incondicional. Por eso fue el escenario elegido por los sediciosos de junio de 1955, para bombardearlo. Porque sabían que allí iba a estar el pueblo defendiendo a Perón. Trataban de destruir un símbolo. Pero no pudieron. La Plaza de Mayo siguió recibiendo las luchas reivindicativas del pueblo en contra de las dictaduras y estalló el 25 de mayo de 1973, con Cámpora presidente y Allende y Dorticós, presidentes de Chile y Cuba, acompañándolo en el balcón. "¡Chile y Cuba, el pueblo los saluda!", tronaba la Plaza. Allí las Madres dieron el ejemplo de lucha contra la última dictadura y se las llamó así, Madres de Plaza de Mayo. Y también allí fue en 1982 la primera manifestación de los trabajadores en contra del Gobierno Militar. Allí el pueblo con su lucha hizo renunciar a De la Rúa (no las señoras gordas con sus cacerolas) y allí festejó el triunfo de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Cómo los gorilas de barrio norte iban a tomarla como propia? ¿Desde cuando? ¿Con qué méritos? La Plaza de Mayo es un símbolo del pueblo. Las clases altas tienen el suyo, que puede ser Recoleta. Pero nunca Plaza de Mayo. Sin embargo, alentados por los medios de comunicación y por un verbo racista y cómplice de los medios, pretendieron ocuparla y llegaron a ella. Pese a las amenazas, a los piquetes de las 4 x 4, al desabastecimiento, a la asonada patronal, el pueblo estaba desmovilizado. Ni el Gobierno ni la CGT ni nadie tenía previsto esa aventura de la burguesía porteña y los piqueteros de teflón: adueñarse de Plaza de Mayo. Allí estaban las señoras gordas y paquetes, grupos del radicalismo y del ARI y, como siempre, la ultraizquierda, siempre lista para la complicidad con la derecha, sobre todo si logran prensa y cámaras. La misma mezcla que en 1946. La nueva Unión Democrática. Pero estuvieron las organizaciones sociales que nos lo dejaron avanzar. Porque la Plaza no es de ellos ni lo será. Y desde los piquetes populares surgidos del territorio se dijo no. Y no pudieron. Recibieron los calificativos que siempre utilizan los grandes medios o los medios que los imitan, para referirse al pueblo. "Patota" y todo lo demás. Pero se tuvieron que ir a sus lugares: la Recoleta , Santa Fe y Callao, alguna esquina de Belgrano. Porque los símbolos no se tocan ni se usurpan. A los símbolos los construye la historia, que es la que les da sentido y contenido. Y la Plaza de Mayo es del pueblo. No de la oligarquía. Es de esperar que el Gobierno Popular y Nacional de Cristina Fernández de Kirchner tome nota. Porque el lockout patronal fue una clara manifestación de la lucha de clases, de los poderosos contra los oprimidos. Desde ya que la lucha de clases no conforma la ideología que sustenta al actual gobierno. Pero existe. Está. Y el pueblo debe saberlo para estar preparado. Esta vez no golpearon las puertas de los cuarteles. Golpearon cacerolas caras y relucientes porque siempre están llenas. Pero apuntaron a debilitar las instituciones democráticas. Lalo Painceira Periodista |
Modificar la configuración mediante la Web (ID de Yahoo! obligatoria)
Modificar la configuración mediante el correo: Cambiar a resumen diario | Cambiar el formato a Tradicional
Visita tu grupo | Condiciones de uso de Yahoo! Grupos | Cancelar suscripción
__,_._,___
No hay comentarios.:
Publicar un comentario