"Marchamos con la conciencia hecha justicia que reclama la humanidad de nuestros días".
María Eva Duarte de Perón, 17 de Octubre de 1949.
Compañeros:
A veces pienso que es mucho tiempo 63 años.
A veces, lo confieso, siento una distancia y una lejanía insalvable con aquellas gloriosas jornadas de octubre de 1945.
Y me detengo en una frase del discurso de Juan Domingo Perón, aquel 17 de octubre de 1945:
"...Desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores; que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria".
¿Y qué podemos interpretar, entonces, más allá de lo que el propio general entendió que era el 17 de octubre?
Repito: el propio general nos enseña que el 17 de octubre fue "El renacimiento de una conciencia de trabajadores como lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria".
Sólo quiero decir entonces que debemos desentrañar, como un mandato de nuestro líder, el sentido y el significado de ese renacimiento de la conciencia de trabajadores.
La conciencia es el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno. Los romanos hablaban de "Conscientĭa", que significa literalmente "con conocimiento".
Conciencia es el conocimiento inmediato que cada uno posee de su existencia, de sus actos y del mundo exterior.
Desde el punto de vista religioso, la conciencia es el conocimiento de un individuo sobre el bien y el mal. Según el cristianismo, la conciencia es la parte del espíritu que analiza si lo que hace la persona está bien o mal. Sería la "voz de Dios" en el sentir del ser humano.
Sin dudas que un cristiano debe guiarse entonces por la voz de la conciencia. Y yo creo que Perón fue, ante todo, un buen Cristiano.
Por eso creo que es muy pero muy importante resaltar lo que interpretó el General Perón sobre aquel mismo atardecer del 17 de octubre de 1945:
"El renacimiento de una conciencia de trabajadores como lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria".
Porque sin la conciencia somos meros robots, compañeros. Sin conciencia no somos, sólo estamos, sólo transcurrimos sin sentido por esta tierra. Sin conciencia nos usan y nos tiran. Sin conciencia no podemos ser leales, porque la Lealtad presupone la conciencia: Los perros son fieles. Los peronistas leales; leales a una causa.
Por eso creo que aquel 17 de octubre del ´45 los obreros de la patria renacieron, como dijo el general. Pero renacieron auténticamente. Del único modo en que se puede renacer: Volver a nacer, volver a tener espíritu; conciencia de sí y de su destino.
Los trabajadores en aquella gloriosa jornada recobraron para sí la conciencia arrebatada por décadas. La conciencia de pertenecer a una comunidad esencial de la sociedad, con sus propios intereses sociales y sus propios objetivos históricos.
Por eso, compañeros, creo que del mismo modo que le debemos gratitud a nuestros padres por habernos dado la vida es que le debemos Lealtad a nuestro líder y conductor por habernos ayudado a recobrar el espíritu del pueblo que es la única garantía que tenemos para la grandeza de la Nación.
Hoy, venimos a esta hermosa ciudad de Famaillá a compartir una liturgia. A compartir un sentimiento porque como dijo nuestra querida Evita "Peronismo es la Fe popular hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria".
Y por eso la consigna, compañeros, expresada en los afiches que hicimos: Creer o no Creer, Sentir o no sentir… Ser peronistas o no ser.
Hoy, como dice el compañero Néstor Kirchner, estamos saliendo del infierno.
Pero no estamos saliendo sólo de un infierno económico, como muchos creen.
El verdadero infierno del que estamos saliendo es el infierno de haber renegado de nuestra alma y nuestra conciencia de trabajadores ante los impostores y los apostatas del peronismo. El infierno, compañeros, fue olvidarnos de nuestras convicciones sobre el capitalismo financiero enemigo de la patria.
Estamos saliendo del infierno compañeros, pero aún resta un largo camino.
Y ese camino no es otro que el de tomar conciencia de nuestros errores, de nuestras deslealtades para con nuestro líder y el consecuente arrepentimiento verdadero.
Porque cuando recuperemos toda nuestra conciencia de trabajadores, comprenderemos definitivamente que no tenemos los mismos intereses que los señores del capital concentrado; aquellos señores y señoras amantes del dinero.
Cuando renazca nuestra cabal conciencia de peronistas, tendremos claro que no compartimos el mismo destino ni podemos llevar como candidatos a los banqueros y especuladores de la bolsa.
Compañeros, quiero recordar lo que Evita, la primera militante y la más leal, decía de su peronismo: "Si el pueblo fuera feliz y la Patria grande, ser peronista sería un derecho. En nuestros días, ser peronista es un deber. Por eso soy peronista.
Soy peronista por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificado y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales".
Compañeros, la hora reclama tomar conciencia. La hora reclama volver a los valores espirituales fundantes de nuestro movimiento. Reclama un renacimiento de una conciencia de trabajadores como lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria.
Muchas Gracias. Y hasta la victoria compañeros.
Stella Maris Córdoba
Diputada Nacional FPV -Tucumán
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