lunes, 16 de julio de 2007

"MALVINAS: “TURBULENCIAS” Y REALISMO"

Alberto Asseff, no siempre coincide con nosotros pero como decía Moreno que daría la vida por ayudar a difundir las ideas, aunque no coincidiéramos con ellas ....

MALVINAS: "TURBULENCIAS" Y REALISMO

Por Alberto Asseff *

La nota de William Ratliff, "Un acuerdo realista sobre las Malvinas" -La Nación, 11/07/07- es de aquellas que suscitan sensaciones ambivalentes. Toda su primera parte despierta un visceral rechazo. En cambio, el segmento postrero amerita reflexiones.

Contiene falacias. Los isleños no son "miles", sino apenas dos mil y no todos nativos. El apoyo británico en estos 174 años de usurpación no es "alguno", sino total. Lo demostró 1982 cuando Londres movilizó la mayor flota militar desde la Segunda Guerra hasta entonces. Los habitantes, dice el comentarista, "temen perder su idiosincrasia". Si algo está claro en esta penosa controversia es que todos los argentinos, con la Constitución nacional como regla, estamos dispuestos a respetar a rajatabla todas las costumbres, normas y modismos de los compatriotas que viven en las Malvinas. Y no hesitamos en pensar fórmulas novedosas como la de autovedar al gobierno nacional la facultad de intervenir federalmente en las instituciones locales por medio siglo o un siglo si aspiran a las máximas garantías. También la circulación de dos monedas y dos lenguas.

Empero, lo más mortificante del artículo del docente californiano surge cuando alude a nuestra historia "turbulenta" y de "aventuras imprevisibles". Es lo que vulgarmente se conoce como ver la paja en el ojo ajeno, pero no reparar en la viga del propio. ¿Se olvidó de las turbulencias provocadas por los Estados Unidos en toda América Central y el Caribe? ¿De la guerra de conquista contra España en 1898, esa que inflamó de patriotismo a todo nuestro continente? ¿O de Texas?. Al autor se le ha borrado -cual un escribano que testa todo un párrafo- la guerra de Secesión. También ha dejado de lado los asesinatos conturbadores de varios presidentes, incluido el hermano candidato del último y el homicidio del homicida, frente a la mismísima televisión, para que el espectáculo llegase al mundo entero.

De turbulencias puede enseñar la historia de Gran Bretaña, con sus piraterías en los cinco continentes, sus invasiones por doquier -incluidas Buenos Aires, Montevideo y las Malvinas- y los saqueos del arte antiguo de Grecia, Egipto y medio globo terráqueo. Aunque añejo, Tomás Moro nos dice bastante. Nosotros, en contraste, no seremos "previsibles", pero no nos quedamos con una maceta de nadie.

La Argentina, quizás no del todo bien, respetó a los aborígenes. Por algo uno se para en la estación Once o en el Norte y ve que siete de cada diez compatriotas son de rostro cobrizo. Nuestra acta de la Independencia se tradujo al aymara y al quechua, lo cual habla de nuestro respeto por los pueblos originarios.

Ciertamente, aún tenemos mucho que hacer para que la ciudadanía argentina sepulte al mero "habitante". Pero disgusta que se invoque a Borges para enrostrarnos la identidad adolescente.

Ratliff debe comprender que México aceptó la mutilación tejana así como nosotros admitimos que se separen Tarija o Puerto Natales. Ello es sustantivamente diferente a la de las Malvinas, pues nunca acordamos esa segregación y con el amparo de la ONU exigimos una negociación con el poder ocupante.

El caso Malvinas no abre una caja de Pandora, sino que ayudaría a terminar con unas de las pocas secuelas del colonialismo. La restitución del archipiélago no va a cambiar el mapa político del planeta.

De "sentimiento nacionalista" mejor no hablar ni comentar. Si alguien es nacionalista hasta la exacerbación y la petulancia es el país al que pertenece el catedrático Ratliff. Más bien, si algo caracteriza a la Argentina es la debilidad de su sentimiento nacional.
Con sentido común podemos poner en la mesa de la negociación con Londres alternativas realistas. Un largo período de transición, un lapso de tres banderas, un tiempo de arriendo. Existen diez maneras de empezar a hacer justicia. Pero que quede claro: las Malvinas serán argentinas y a nadie se lesionará con ese reconocimiento.


PUEDE ENVIARNOS UN MENSAJE DE TEXTO A 011-15-5411-8239

No hay comentarios.: