sábado, noviembre 11, 2006
Cristina Presidente
Las operación Cristina Presidente, más que una hipótesis seria, parece una maniobra de distracción multipropósito para recuperar la iniciativa después de la paliza de Misiones.
Estos son sus objetivos:
1) Quitar de la agenda las lecciones brutales que dejó la derrota: el repudio al clientelismo, a la corrupción, el rechazo al deseo de eternizarse en el poder y la protesta contra el maltrato a los medios críticos.
2) Quitar de la cabeza de los argentinos que el Presidente es igual o peor al gobernador de Misiones, Carlos Rovira.
3) Montar la escena de que a Kirchner solo le preocupa gobernar y que no piensa en su propia reelección.
4) Mostrar una Cristina buena, pura y transparente: la presentación del proyecto para fijar en cinco la cantidad de miembros de la Corte apunta a eso.
El gran acierto de la operación es que no tiene contraindicaciones.
Cristina no pierde nada porque ser presentada como presidenciable la puede instalar con más naturalidad en cualquier otra candidatura, como la de gobernadora o vicepresidente.
Y el matrimonio Kirchner gana todo, porque lo deja a Néstor en excelente posición para volver a atacar con su reelección cuando el partido se juegue de verdad.
La operación tiene un solo punto débil: es demasiado ideal como para ser cierta.
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