lunes, 21 de julio de 2008

[cristinapresidente] Intervención de Filmus en la sesión del 16/07 durante la discusión por la Resolución 125


Intervención de Filmus en la sesión del 16/07 durante la discusión por la Resolución 125

Filmus: Señor presidente: en honor a la hora, voy a pedir autorización para insertar los argumentos técnicos puntuales que hemos preparado. Simplemente, voy a plantear algunos temas que a lo largo del fructífero debate de hoy se fueron discutiendo aquí en el recinto para poder agregar algunos elementos en la discusión.

Entonces, dejando de lado los temas técnicos, quisiera referirme a tres o cuatro cuestiones que me parecen centrales. Después de iniciado el conflicto, la sociedad pedíasolución a algunas cuestiones que me parece que fueron atendidas. La primera era que lo debata el Congreso, y eso es lo que está sucediendo. La segunda era que no lo debata a libro cerrado, y en la Cámara de Diputados se han introducido reformas muy importantes que hacen que el 85 por ciento de los productores queden al margen de estas medidas que estaban siendo cuestionadas para los pequeños y medianos productores. La tercera era que no se vote por obediencia debida y, por lo que hemos visto acá —y lo decimos orgullosamente, pues en nuestro propio bloque ha habido distintas opiniones y cada uno se ha podido manifestar y va a votar dentro de un rato nomás de acuerdo a sus propias convicciones— no hubo ningún tipo de obediencia debida.

Sin embargo, los otros bloques que criticaban eso en el nuestro vemos que votan uniformemente. Por eso, estamos orgullosos de que en nuestro bloque haya discusión, haya debate y se hayan planteado distintas opiniones. Por otra parte, lo que nos pide la sociedad es que mañana, sea cual fuere el resultado de hoy, se acate, porque así es lo que manifiestan las instituciones, cómo funciona la democracia y cómo nuestro pueblo, en sus luchas históricas, ha logrado que podamos funcionar. También me parece importante que no sólo se acate, sino que no acabemos la discusión acá —como recién decían distintos legisladores—. Creo que el tema de fondo que aquí estamos discutiendo es el modelo productivo, el tema de fondo que estamos discutiendo es el modelo de distribución del ingreso, el tema de fondo que estamos discutiendo es qué país queremos y ahí me animo a decir que ese debate, que tiene que constituirse en política de Estado, va a tener del mismo lado a muchos legisladores que hoy van a votar diferente. Del mismo modo, el pueblo argentino que ayer estuvo en distintas plazas seguramente piensa que la Argentina tiene que profundizar la distribución del ingreso, independientemente de la opinión que tenga puntualmente en esta situación. Creo que esa es la gran conclusión.

En tal sentido, todo este debate, toda esta discusión, este gesto de la presidenta de enviar el proyecto al Congreso, esta posibilidad de discutir y este compromiso de avanzar en políticas de Estado que apunten a una distribución mucho más justa del ingreso, indica que estamos en la dirección que el pueblo quiere. El pueblo no le tiene miedo a este debate, no le tiene miedo a esta discusión ni al conflicto, porque sabe que la distribución del ingreso necesariamente trae conflicto. La Argentina no es el país más pobre de América latina. América latina no es el continente más pobre, sino el continente más desigual.

Es una vergüenza, porque en nuestro continente y en nuestro país, a pesar de las condiciones objetivas, todavía tenemos niveles de pobreza que avergüenzan a los seres humanos, especialmente, cuando estamos hablando —como en este caso— del tema de la comida. Digo esto porque hay dos tipos de desigualdades que debatir, y acá estuvieron presentes las dos. Hay desigualdades sociales que marginan —y lo hemos visto en la década pasada— históricamente a grandes mayorías de la posibilidad del consumo y del bienestar; y hay desigualdades regionales, que por el modelo que eligió la Argentina, ese modelo de la Generación del 80, que planteó un país mirando hacia afuera, un país mirando a la Pampa Húmeda, que alejó a la gran mayoría de los argentinos y a los pueblos originarios de la posibilidad de que el crecimiento signifique mayor distribución de la riqueza. ¿Cómo se definió en la Argentina históricamente la distribución de la riqueza? Lo sabemos todos. Cuando había que distribuir la riqueza a favor de los poderosos se usaron los golpes de Estado. No fueron los gobiernos democráticos hasta el año 76 los que distribuyeron la riqueza a favor de pocos. En el año 1955 teníamos 50 y 50 entre la producción y el trabajo.

¿Qué pasó con ese 50 y 50? Uno tras otro, los golpes de Estado le sacaron parte de sus ingresos a los sectores más pobres, a los más humildes, a los trabajadores, para dárselo a los sectores concentrados de la economía. Después del golpe del 76 no hizo falta golpe de Estado para esa concentración de la riqueza. Después de desindustrializar al país y después de atar de pies y manos a los sectores populares —entre otras cosas porque se terminó con buena parte de la tradición que tenía la Argentina en cuanto a las luchas populares— hubo otros instrumentos por los cuales se distribuyó la riqueza a los más poderosos.

Y este lugar donde estamos sentados, no fue ajeno a la distribución de la riqueza para los más poderosos. Quiero decir que hubo una retención muy importante que se votó acá. ¿Se acuerdan? Se retuvo el 13 por ciento. ¿A quién se le retuvo el 13 por ciento en este mismo recinto? ¡A los jubilados! Sra. Negre de Alonso. — No todos lo votamos. Sr. Filmus. — No estoy diciendo quiénes lo votaron. Cada uno sabrá. Acá se les sacó el 13 por ciento a los jubilados, se les sacó el 13 por ciento a los docentes y se les sacó el 13 por ciento a los empleados públicos. Acá enfrente hubo una carpa de mil días que, con orgullo, llevaron adelante los docentes. Acá, el mismo gobierno que hoy se opone a estas retenciones, en los primeros días del gobierno del presidente De la Rúa, le puso un impuestazo a la clase media, que la marcó para siempre. En este recinto se votó la mayor redistribución de riqueza a favor de los sectores más poderosos cuando se votó la flexibilización laboral. No hay mayor redistribución regresiva del ingreso que llevar la desocupación al 24 por ciento, porque los trabajadores no pueden llevar la dignidad a su hogar. Esa es la mayor redistribución regresiva que tuvo la historia argentina. Pasó acá. No se cortaron las calles, no se cortaron las rutas, no se cortaron los caminos. La democracia le debe todavía a la redistribución del ingreso un capítulo importante. Acá se votaron las leyes que permitieron el megacanje, por el que la deuda externa argentina creció para que el sector financiero se lleve toda la plata. Y está estudiado cómo ocurrió. Acá también se votaron las leyes que permitieron el "corralito", que nos tuvo como víctimas a sectores de la clase media y a sectores trabajadores; y todavía hoy no nos han devuelto la plata. Eso pasó y eso también es redistribución del ingreso. Antes se hacía con los golpes, pero después la democracia no saldó esa deuda.

Quiero decir, porque me parece importante, que hoy van a votar algunos colegas, algunos compañeros, algunos correligionarios, con algunos de aquellos que fueron culpables; incluso van a votar con algunos de los que apoyaron los gobiernos militares y que organizaron partidos defendiendo la violación sistemática de los derechos humanos y las desapariciones. Entonces, mañana hay que hacer un debate importante...

— El senador Castillo hace manifestaciones fuera de micrófono.

Sr. Filmus. — Le voy a pedir al señor legislador que me escuche y no intervenga. Yo no intervine, por ejemplo —y eso que pedí la palabra—, cuando usted, hablando de la inmigración...

Sr. Presidente. — Senador Filmus: por favor, diríjase a la Presidencia. Venimos manteniendo un ambiente bastante acorde al Senado, así que, senador Filmus, por favor, diríjase a la Presidencia.

Sr. Filmus. — Decía que no intervine —tuve intención de hacerlo pero no se me permitió— cuando, hablando de la inmigración, el senador Castillo se refirió a la inmigración de polacos, españoles, italianos, árabes y judíos. Le quiero aclarar, porque en ese momento me sentí comprendido, que hay judíos que son árabes, que son alemanes, que son polacos, que son argentinos o que son españoles. No es una categoría diferente. Se lo aclaro al señor senador. Hay dos cuestiones más que me parecen importantes y que también tienen que ver con la intervención del senador Castillo. Se dijo que queremos volver a la Argentina agroexportadora. Este es el otro tema de fondo: redistribución del ingreso y si queremos volver —como dije— a ser un país agroexportador. Alguien dijo: "Los chinos necesitan agua". Cuando exportamos soja, alegremente se dice que exportamos agua. Justamente, hay una división internacional del trabajo que quiere que nuestro país sea productor de bienes primarios, no de bienes elaborados, que son los que generan la riqueza. Eso lo sabemos todos.

Sí miramos el Primer Centenario, como lo dijo muy bien la senadora por Jujuy, advertimos que estamos mal. Ese centenario fue para unos pocos. En la Argentina había 93 por ciento de deserción escolar y una pobreza que superaba el 90 por ciento. Los que venían acá para dedicarse al campo, tuvieron que quedarse en la ciudad porque no hubo distribución de la tierra.

Nosotros tenemos que mirar al Segundo Centenario desde una perspectiva que tiene que ver con la ciencia, la tecnología y la elaboración de los productos agropecuarios aquí en el país. Y quiero referirme al caso de Brasil. Voy a leer lo que dijo Lula, el presidente de Brasil, la semana pasada. Brasil es un país poderoso y está entre los nueve más importantes del mundo, no porque es un país agroexportador, sino porque es un país industrial. Después de anunciar que iba a invertir 41 billones de reales para ciencia y tecnología, dijo: esta es la apuesta en el futuro, esta es la apuesta de Brasil que quiere transformarse en una gran potencia en el área de la ciencia y de la tecnología, no sólo en la exportación de productos primarios, sino en la exportación de conocimiento, de la inteligencia brasilera. Por eso, hoy no podemos caer en la trampa de volver a ser un país agroexportador.

Aquí se mencionaron varios países. Estados Unidos es un país exportador. ¿Cuánto significa hoy el producto bruto agropecuario en la economía de los Estados Unidos? 1,2 por ciento; en Japón, 1.4; en Alemania —que también fue mencionada acá— un punto; y en Irlanda, país que más creció en Europa y uno de los que más se desarrolló en ciencia y tecnología, cayó el porcentaje en la producción agropecuaria del 7 a 2,1 del producto bruto interno. Países como Corea y Canadá, que fueron agroexportadores, hoy producen esos bienes primarios en su propio país y han desarrollado la tecnología y la capacidad de agregarle valor a los bienes primarios, con lo cual crecieron —la Argentina también creció, por ejemplo, en ladécada de los 90— y la gente vive mejor, porque de eso se trata la economía. No se trata entonces de que nos vaya bien a nivel macro porque después la gente viaja en micro. Entonces, se trata de cómo cada uno mejora sus condiciones de vida. Para terminar, permítanme referirme a algunas cuestiones del federalismo que es un tema central.

Sr. Presidente. — Su tiempo, senador.

Sr. Filmus. — También aquí se votó la transferencia de los servicios educativos y de la salud sin recursos. También aquí se votó —y firmaron muchos gobernadores— esa transferencia de hospitales y de escuelas que empezó —creo que fue uno de los elementos más importantes para la desarticulación del sistema educativo— primero en 1978, en la época de la dictadura; luego, en 1992, cuando se transfirieron los servicios sin los recursos correspondientes. Me parece que en ese sentido es importante plantear necesariamente que tenemos la deuda del 90 y la Constitución del 94 para discutir de una vez por todas la coparticipación. Pero quiero señalar algunos elementos y mostrar solamente un cuadro antes de terminar. Cuando uno ve —y es verdad todo lo que se ha planteado aquí sobre la coparticipación— que la transferencia en coparticipación aumentó entre el mejor momento de 1998 y 2007 —1998 había sido el más alto— en un 420 por ciento, las transferencias no coparticipables aumentaron en 332 por ciento y los bienes de capital y las obras públicas aumentaron un 2 mil por ciento. Es verdad que nunca se transfirió tanto. Para que tengamos una imagen de lo que ocurrió en el país, es verdad que tenemos una asignatura pendiente respecto de la coparticipación. Es verdad que así aumentaron los recursos que fueron enviados a las provincias.

En este sentido, me parecen importantes mencionar tres leyes que se votaron acá, casi por unanimidad: la Ley de Financiamiento Educativo, la Ley de Garantía del Salario Docente —recordemos que cuando asumimos había provincias que tenían cuatro y cinco meses sin clases; siete provincias no pagaban los salarios o los pagaban mal y en bonos, con lo cual, directamente no los pagaban— y la Ley de Enseñanza Técnica, que permitió aumentar de quince a más de trescientos millones de inversión en ese punto.

Como presidente de la Comisión de Medio Ambiente y de Desarrollo Sustentable termino señalando que quizá hubiera sido importante que ella participara de esta discusión, porque al definir el planeamiento territorial estamos definiendo también el ambiente y el desarrollo sustentable. De nada sirve que haya justicia social entre distintos sectores sociales, si no se la establece a lo largo de varias generaciones. Si nosotros abusamos de la riqueza ambiental actual para condenar a nuestros hijos y a nuestros nietos a la pobreza ambiental futura, no estamos cumpliendo con los designios que corresponden a nuestra generación.

En ese sentido, quiero plantear que sólo en los últimos años, por el avance de la soja y de la frontera agropecuaria, la desforestación aumentó en 1.200.000 hectáreas. En el Chaco, 187 mil hectáreas; en Santiago del Estero, 306 mil hectáreas; en Salta, 194 mil hectáreas. La desforestación es notable y es necesario que el Estado intervenga en este aspecto. A su vez, quiero plantear, junto con varios señores senadores de la oposición que han abordado el tema y con otros del oficialismo, un tema que es fundamental: la comida.

Los que escucharon al Papa, los que leyeron las declaraciones de la FAO, los que miran todos los días con preocupación lo que está pasando...; quiero decirles que no estoy de acuerdo con el señor senador Urquía: el biocombustible, cuando hay hambre en el mundo, es una vergüenza. Con lo que come una persona en un año se hace un viaje de 400 kilómetros a Mar del Plata.

Los países productores de alimentos, los países donde realmente se cree que la ética está por encima de cualquier otra cuestión, no tenemos que permitir que nuestros chicos se mueran de hambre cuando al mismo tiempo el alimento es usado como combustible y aumenta muchísimo en dólares. Es preferible viajar un poco menos, es preferible pagar un poquito más en combustible y salvar la vida aunque sea de un solo chico.

A mí me parece que esto es central y fundamental y forma parte del debate que ya mañana debemos empezar a hacer. Porque, como se ha dicho en el Senado en distintas ocasiones, y asumo los errores y las dificultades para encarar un debate serio en esta materia, hay que plantear, como lo hemos hecho a través de siete leyes en materia de educación, políticas de Estado que permitan que, independientemente del partido gobernante de turno, entre todos podamos construir la Nación que nuestros chicos y nuestros jóvenes se merecen.

Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Rossi.

__._,_.___
PUEDE ENVIARNOS UN MENSAJE DE TEXTO A 011-15-6678-1806
Y! Respuestas

Pregunt?/a>

Gente real te

responde

Yahoo! Messenger

Mensajero perfecto

Llam?de PC a PC

sin costo alguno

Barra Yahoo!

Todo a un toque

Acceso rápido a

servicios Yahoo!

.

__,_._,___

No hay comentarios.: