Por primera vez la movilización popular frustra un golpe de estado.
Algo hemos ganado con esto. Es la primera vez, en la Argentina, que un golpe preparado por los grupos que manejan la economía, fue frustrado por la participación popular "
Algo hemos ganado con esto. Es la primera vez, en la Argentina, que un golpe preparado por los grupos que manejan la economía, fue frustrado por la participación popular "
. La reflexión no es mía. Es de Paula, mi esposa. Lo cierto es que resume y define en una sola frase, el universo de acontecimientos que vivimos, visiblemente, desde la asunción de la actual presidenta de la nación y de forma un poco más solapada -aunque no tanto- desde la asunción del anterior presidente.
A poco de comparar los factores, actores y voceros que conformaron esta asonada fallida, uno identifica los mismos cuadros y modelos repetidos de las intentonas, que con mayor o menor éxito alcanzado, hemos padecido en el pasado.
Son las mismas confederaciones que, con iguales o parecidas prácticas argumentos, van preparando el clima de desaliento, descontento social, ora acaparando alimentos, ora desabasteciendo a la población, otrora impidiendo el paso de alimentos y/o personas y organizando saqueos. Son los mismos grupos que actúan desde las sombras exponiendo a ilustres imbéciles y > "> perejiles> "> que dan la cara en su ambición de protagonismo, sin saber lo efímero de éste, aunque quizá tampoco les importe. Verborrágicos y dicharacheros, campechanos y con la mítica sabiduría del paisano, estos imbéciles se llenan la boca con sus improperios y un marcado repertorio que sólo expresa su intolerancia. Son los personeros que usa el poder económico para poder expresar lo peor de su pensamiento sin quedar expuestos. De su boca se escucha lo que opinan sus patrones. Son los que gritan el > "> aquí se hace lo que nosotros queremos o no se hace nada> "> al mismo tiempo que tildan de autoritarios a los que no acuerdan o no concuerdan con ellos. Son los que impiden la libre circulación de personas y alimentos pero no se les mueve un músculo para tachar de inconstitucionales a los que hacen cualquier cosa que ataque a sus privilegios. Son los que exigen para sí todos los derechos pero le niegan hasta el más mínimo derecho a los demás, ni siquiera le otorgan el de alimentarse. Ellos dicen lo que es y que no es el pueblo. Ellos son el pueblo. Está muy bien arriar peones en las cajas de sus 4x4 a sus piquetes y actos pero muy mal si el que va al otro acto es un obrero al que le prometen el > "> chori> "> y la > "> coca> "
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Los medios, el otro gran aliado, también hizo su presencia manejando con maestría ora la información, ora la desinformación según convenga, porque como también dice Paula, en política, es tan o más importante lo que no se dice, como lo que si se dice. Pero los medios no solo hacen lo de decir o no decir, hacen algo peor; los medios mienten. Lisa y descaradamente los medios mienten, adjetivizan y manipulan la información y esto tampoco es nuevo. El 27 de junio del 2002 el diario Clarín publicó un titular que decía: "LA CRISIS SE COBRÓ 2 NUEVAS MUERTES" refiriéndose a la ejecución, por parte de la policía, de los militantes populares Darío Santillán y Maximiliano Kosteki ocurridos en la víspera dentro de la estación de avellaneda. El diario tenía las fotos que probaban la masacre pero sólo las publico 48 Hs. después, cuando ya las había publicado el diario Pagina12. Los medios, claramente, han tomado partido pero eso si, con coherencia; siempre para el mismo lado y enfrentado al campo nacional y popular.
Tampoco faltó aquí los oportunistas políticos, tanto aquellos que juran por su familia dejar la política y nunca la dejan, como los permanentes derrotados en las justas electorales pero que, a la hora de defender sus privilegios, prebendas y mezquindades, operan a cara descubierta o desde las sombras, aunque casi siempre es posible identificar sus cabezas.
Como una última reflexión, cabría preguntarse por qué el sector del campo recurre al resto del pa> ís (no al pueblo porque el pueblo son ellos) para socializar las pérdidas cuando ocurre una catástrofe natural y se pierden las cosechas y entonces el resto de la sociedad debe cargar con las pérdidas y condonarle sus deudas, el BNA perdonar las hipotecas que pesan sobre los campos, cosa que la sociedad acepta solidariamente pero, ahora que llega la hora de devolver el favor se niegan y del tema no se habla.
Como una última reflexión, cabría preguntarse por qué el sector del campo recurre al resto del pa> ís (no al pueblo porque el pueblo son ellos) para socializar las pérdidas cuando ocurre una catástrofe natural y se pierden las cosechas y entonces el resto de la sociedad debe cargar con las pérdidas y condonarle sus deudas, el BNA perdonar las hipotecas que pesan sobre los campos, cosa que la sociedad acepta solidariamente pero, ahora que llega la hora de devolver el favor se niegan y del tema no se habla.
Un cordial abrazo
Julio R. Bello
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