miércoles, 8 de agosto de 2007

Veneno Anticonceptivo



www.lapop.org
Boletín N.29, 2007



Estimado Amigo:

Saturar nuestros cuerpos con poderosas hormonas esteroides nunca ha sido una buena idea. Esparcir esas hormonas en la naturaleza puede ser más peligroso aún. Lea y entérese de otra de las desventajas de los abortivos usados en el control poblacional.

Steven W. Mosher


La historia del año sobre el asunto medioambiental se ha dado a conocer. Sin embargo, la verdad puede ser muy amarga (para decirlo con la misma frase que usa Al Gore: "the inconvenient truth"). Y parece ser algo mucho más grande de lo que la mayoría de los medioambientalistas pueden manejar.

En el 2005 los biólogos John Woodling y David Norris realizaron un estudio de los peces de río en la ciudad de Boulder Creek, Colorado. Lo que encontraron fue tremendamente preocupante. Tal como se reportó en la páginas del diario Denver Post, de las 123 muestras de peces capturados, principalmente truchas, la proporción normal de machos respecto a hembras ha sido seriamente alterada. Antes era de 1:1 pero ahora se encontró que de los 123 peces 101 eran hembras, 12 eran machos y 10 eran una extraña y anormal especie híbrida de macho y hembra, tan extraña que los investigadores no pudieron decidir qué sexo asignarles.

¿La causa? Woodling y Norris atribuyen la anormal feminización de los peces al estrógeno –la hormona femenina—que encontraron en muestras de agua de Boulder Creek. La concentración de hormonas no era tan alta. Ciertamente apenas era medible, pero aún así estos investigadores le atribuyeron el impacto catastrófico sobre la población de peces del lugar.


Los estudios de los biólogos John Woodling y David Norris encontraron que la relación de peces machos respecto a las hembras era de 1:8, cuando la relación normal siempre había sido de 1:1.

¿De dónde viene este estrógeno? Después de algunos estudios complementarios, Woodling y Norris concluyeron que esta hormona viene de los desechos humanos, principalmente píldoras anticonceptivas, Norplant, Depo-Provera y parches anticonceptivos que contienen estrógeno. Estas drogas y dispositivos trabajan segregando masivas dosis de la hormona femenina –más de cuatrocientas veces los niveles naturales—en el torrente sanguíneo de la mujer suprimiendo su ciclo reproductivo natural.

A ello habría que añadir que estas hormonas no son degradables. Son excretadas fácilmente en la orina de las mujeres, la cual luego va a parar primero en la alcantarilla y después a la planta de tratamiento de agua. Tales plantas no están equipadas para tratar con hormonas, así que el agua "purificada" liberada en los ríos circundantes y riachuelos va mezclada con estrógeno.

"Esta es la primera vez que, como científico, algo me asusta verdaderamente", dijo Woodling al Denver Post en el 2005. "Una cosa es matar un río, y otra distinta es matar parte de la naturaleza. Si usted, estimado lector, está implicado con la destrucción el equilibrio hormonal de su comunidad acuática, usted está llevando las cosas aún más allá. Está jugando con las propias leyes de la naturaleza".

Ante la posibilidad de escoger entre proteger el medioambiente y continuar impulsando el control poblacional en el mundo, parece ser que muchos ecologistas radicales escogerían lo último.

Uno podría imaginarse que los ecologistas, atentos a combatir cualquier amenaza a la naturaleza, estarían prestos a levantarse en armas. Pero todavía ninguno ha exigido prohibir estas hormonas tan contaminantes, o por lo menos demandado instalar resguardos para proteger el abastecimiento de agua. En lugar de eso, aparentemente el movimiento ecologista ha sufrido una generalizada y súbita parálisis laríngea.

Los pocos que han levantado la voz han responsabilizado a las "imitaciones de estrógeno", así como lo escucha. Los químicos en algunos jabones y detergentes pueden engañar al cuerpo y producirle una reacción como si estos químicos fueran estrógenos. A la vez que Woodling y Norris van dándose cuenta de que estas imitaciones de estrógeno pueden ser parcialmente responsables de la mutación de los peces encontrados, también se mantienen firmes en que la causa principal de dicha anormalidad es el prolífico uso de métodos anticonceptivos hormonales en el área de Denver y Boulder. Otros estudios, realizados en lugares tan lejanos con Suiza, han confirmado que el problema se ha expandido y puede ser que crezca y empeore.

En el PRI no estamos sorprendidos por el silencio del grupo ecologista. La mayoría de ecologistas radicales son pro-aborto y propugnan el control poblacional. Por lo tanto, lo último que ellos podrían criticar son las drogas anticonceptivas que les ayudan a lograr sus dos cometidos.

El inconveniente de estas drogas nunca fue más evidente. Lo que nos ha dado como resultado este Laissez-faire (expresión francesa que significa "Dejad hacer"), en lo relacionado al uso de anticonceptivos es el incremento de la promiscuidad, altos índices de abortos y dramáticos riesgos en la salud. Ahora se hace más claro que los anticonceptivos no sólo dañan a quien los consume sino que además va envenenando lentamente el medioambiente alrededor nuestro.

Colin Mason es el Director para Producción de Publicaciones del PRI





Steve Mosher es el Presidente del Instituto de Investigación en Población (Population Research Institute), una organización sin fines de lucro dedicada a desmontar la falacia de la sobrepoblación en el mundo.
(c) 2007 Population Research Institute.
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